Mess

Ayer quemé un montón de viejas cartas. Hoy me duele la cabeza, me llora un ojo y tengo la garganta áspera. No se trata de una maldición, sino de la gilipollez personificada en alguien a quien le gusta tanto mirar el fuego que se olvida de abrir las ventanas para que se vaya el humo. Casi me asfixio en mi propia cocina antes de darme cuenta de que por muy bonito que pueda ser lo de ver crepitar las llamas, lo de respirar oxígeno también me gusta mucho. Uno de esas aficiones que tienes desde hace tanto que ya ni te acuerdas de cuando lo hiciste por primera vez.

En otro orden de cosas mi casa tiene decididamente un aire más friki, como Eride quería. Ahora parece una de esas naves de las que han desaparecido sus tripulantes pero todas sus cosas andan por el suelo revueltas, he conseguido una imitación espectacular, os lo juro, me pone los pelos de punta mirarlo. Y es mucho más divertido ir de un lado a otro sin pisar algo, así me mantengo en mejor forma. También tengo un marcianito de Toy Story al que le brillan los ojos encima de la tv, pero a mi madre no termina de convencerle el efecto. Al menos no se queja porque antes lo había puesto colgando del cable de la lámpara y destacaba mucho más.

Lo más gracioso es que estoy convencida de que cuando consiga (al fin) terminar de ordenar/limpiar/deshacerme de/tirar por la ventana mis cosas, vendrán más cosas que ordenar, cambios de cuarto por hacer, un PC gigante al que encontrarle huequecito en el salón...

Y mis ojos se fueron en busca de blogs más verdes, está claro XD