Se supone que una de las ventajas de vivir en las canarias es su clima suave. El problema de cuando viene una ola de calor es que uno no tiene muy claro dónde se mete lo de suave, sobre todo en Santa Cruz.
El problema estriba en que en algunas ocasiones no sólo tenemos el calorcito, sino que ciertos elementos confabulan en nuestra contra: tiempo sur, con lo que disfrutamos en toda la ciudad de una peste a refinería que hace que las pituitarias intenten irse a suicidar con el ácido clorhídrico del estómago, y la calima, ese maravilloso polvo de desierto en suspensión que aumenta aún más las temperaturas.
Con todo esto acompañando por aqui las últimas semanas... ¿cómo le explicas a un sevillano que ha hecho bien cambiando su ciudad por una estupenda noche con olor a huevos podridos y 38 grados Celsius de temperatura? Con una humedad del 90% para mayor disfrute personal y reducción de líquidos en plan sauna total.
De cualquier manera lo que más le ha horrorizado no ha sido el termómetro, la humedad, el olor, la calima o el que parezca que se está asfixiando todo el día, no. Lo que le ha hecho comprender la gravedad del asunto, lo jodido de la hora de calor, es que yo, que duermo cada noche a su lado y a quien conoce desde hace cinco años, he dejado de taparme con el edredón cada noche. Y no hay mejor prueba de que hay calor infernal que ésa, ya que soy la misma persona que en julio, en Sevilla, se fue a por una manta a taparse porque habían puesto el aire acondicionado y me había quedado helada, con lo bien que andaba yo.
07 septiembre 2006
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5 comentarios:
Mi familia no podría vivir alli, me parece. Ahora estamos a 30 grados, y estan ¡que calooo! ¡pon el aire! Y lo ponen a una potencia que me congelo, brrr
A mi si que me gustaría ir por alli algunos dias. Incluso soportaría el olor a petróleo.
Que horror, y no lo digo por el calor (que también) si no por la de capas que usas para dormir, solo de pensarlo me pongo enfermo
a ti te paga la consejería de Turismo, ¿verdad?
Pobrecito. Te lo vas a cargar...
Podría ser peor; imagínate alguien que haya pagado 35 Kilos DLAP (de las antíguas pesetas) por vivir en una maqueta de las torres gemelas y que al abrir la ventana cada mañana se encuentre con la boca de una chimenea de la refineria.
(pues se siente, por pijerío y por creerse eso del "Nuevo Santa Cruz", jo-jo-jo)
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