Típico refrán

Uno de los más típicos y conocidos de nuestro país es el de "perro ladrador, poco mordedor". La verdad es que con los perros muy ladradores y algo coñazos me pasa una cosa muy curiosa: con el paso de los minutos se parecen cada vez más a un balón reglamentario, porque me dan unas ganas de meterles una patada... Lo que no sabía yo era el peligro de los perros poco ladradores, como el angelito que tengo yo en casa.
El bicho es bastante tranquilo: pasa olímpicamente del resto de los perros, nunca gruñe, es tranquilo, mientras no seas una pelota es un santo. Bueno, si no eres una pelota o una de mis bragas o tangas. Pero lo peor no es que coja con la misma saña las esferas que mi ropa interior, no, es que el muy mamón ¡siempre selecciona las partes de abajo de alguno de los pocos conjuntos que tengo! No puede coger unas bragas sueltas, noooo, tiene que ser justo la que tiene sujetador a juego y que, por supuesto, ya no venden.
Tampoco es que me dedique a usar Wonderbra o Calvin Klein, porque el perro estaría de patitas en la calle si se dedica a romper prendas de 30 o 40 euros, pero una ya está hecha a que la economía la lleve de cabeza al Oysho sólo de pascuas a ramos y a que normalmente pueda coger una cosa cada vez, asi que ir conjuntada es como que... pseudoimposible. Vamos, que por mucho que mi pobre madre insista en que puedo tener un accidente en cualquier momento y tengo que ir depilada y con el picardías "por si acaso", suelo ir bastante más de trapillo.
En fin, siempre puedo pensar que la culpa es mía, porque no le dejé suficientes pelotas en casa, ya que las 3 que tiene habitualmente ya las había metido debajo de los sofás.