Este es un post sobre unos shorts en los que ni siquiera se nombrarán los inicios, ni el culo. Ni a los tuitstars que hicieron que una vez más batiera récord de tuits en un día. Y ni siquiera sale Barbi.
Este es un post escrito en mi espacio. Mío y solo mío, como ha sido siempre. Un sitio al que solo vengo alguna vez, muy de cuando en cuando a soltar las cosas que me digo a solas. Sí, en público, esa soy yo.
Yo no estoy de acuerdo con Inés. No estoy de acuerdo con Goe, ni con Bio, ni con Xisca, ni con Livia, ni con Javi, ni con Mentiroso. El hecho de que alguien me empiece a pedir los momentos exactos en los que considero que alguien pasa de ser maleducado a ser machista me parece bastante absurdo y risible. Sea maleducada o sea machista, está claro que esa persona es una absurda sin empatía a la que me gustaría que alguien golpeara con un palo en la cabeza a ver si entiende un poco a los demás. Y ya puestos, que fuera yo. Porque realmente llevo muchísima agresividad dentro, desde hace mucho, y me gustaría alguna vez poder ir dando palos en la cabeza a los idiotas. No lo hago por puro condicionamiento, solo de pensar en lo que me iba a decir mi madre al respecto.
Por dentro yo soy una genocida. Y si no lo soy es porque no tengo poder para llevar a cabo lo que pasa por mi cabeza. Y lo más curioso, creo que ahí fuera hay mucha gente como yo. Los que hemos intentado discutir razonadamente con cosas con forma de seres humanos y capacidad de hablar con la empatía de una lechuga y el grado de razonamiento de un ficus. Y creo que dejo mal parado al reino vegetal.
Hay personas que viven por actos de fe. Desconocen lo que está fuera de ellos y les importa un pito conocerlo, comprenderlo o acerca aunque sea un poco la nariz antes de decir que está mal. Esa gente que ve aberrante que dos adultos del mismo sexo se quieran sin reparos. Esa gente que considera que los hijodeputas catalanes deben quedarse en España, como Dios manda. Que ya ves tú la gracia que le tiene que hacer a ningún catalán que los que exigen que se queden sí o sí los tratan de hijosdeputa. La misma que le tiene que hacer a una mujer maltratada que le digan que se quede con su marido, el que le mete de sopapos cuando la falda es algo más corta de lo que debería. Por fresca, por díscola, por puta.
Yo no soporto a esa gente. A esa directamente la elimino de mi realidad para no ir cabreada como una mona por la vida. Lamentablemente la vida me las pone de presidente del Gobierno, ministra de Sanidad o ministro de Justicia. Pura poesía.
Luego hay otros casos. Hay gente que me suele caer bien y en algunas cosas discrepamos. Y podemos discrepar mucho, muy fuerte, muy alto y de forma bastante explosiva. Verbalmente porque, en realidad, yo nunca he pegado a nadie a mala idea en mi vida.
Me he pegado con Xisca, me he pegado con Bio, no me he pegado con Goe porque suele limitarse a agradables conversaciones absurdas y así no hay quien meta controversia, no me he pegado con Inés porque la muy boba me quiere y es capaz de dispararse en un pie por no hacerme sentir mal, me he pegado con Livia y hasta en algún momento he discutido con Ilse, que tiene un índice de tolerancia muy bajo y aún así me sigue tratando bien.
No me gusta el guerrerismo verbal extremo porque muchas veces lo veo mal enfocado, a gente que no merece ese nivel de violencia, y mucho menos a esos niveles. No me gustó Klandestina y su sacar conclusiones vaya usted a saber de dónde, que yo no leí las mismas cosas que ella. No es que me asusten las luchas, pero siempre he considerado que no puedo reaccionar igual si alguien se tira un pedo que si alguien intenta violarme.
No me gusta el victimismo. Y mucho menos cuando uno se enroca y ya no lee, siente ni padece. No me gusta que si alguien te ataca reacciones igual contra esa persona y contra el resto que simplemente dan su punto de vista. Y no me gusta porque eso sí lo he hecho, magnífica herencia paterna que hace que me hierva la sangre y sienta como un ataque hasta que alguien me pida por favor que le pase el pan. Una maravilla.
Creo que mucha violencia verbal se suelta en tuiter precisamente para evitar que toda esa ira la soltemos en las calles. Le deseas todo el mal allí a la gente que no soportas y luego ya sigues en casa sin peligro a un ataque cardíaco por indignación extrema.
Y he tenido parejas con mejores amigos a los que no soportaba, pero no metía a mi pareja en medio porque era algo entre nosotros. Él lo sabía, pero los puñales eran nuestros. Ni para bien, ni para mal. Tampoco me hubiese gustado que el rompiera con un buen amigo suyo porque no nos aguantábamos.
Que te lean mal y responder leyendo mal, no me gusta. Pedir que todo el mundo opine igual que yo, no me gusta. Me gusta que la gente piense, empatice, comprenda. Me gusta pensar que tal vez algún elemento humano, o incluso alguno del reino animal puede ver cómo se tambalean sus muros, igual que hay muchas veces que lo hacen los míos. Pero que mi marca esté aquí y la tuya 2 cm más allá no nos pone precisamente en bandos contrarios.
No me gustan las víctimas. Porque lo he sido, también. Y porque odio mucho más a la gente por ello. Y porque una cosa es que seas una cría de 12 años y otra un adulto hecho y derecho y te victimices solo.
No me gusta que siempre se pida perdón, por todo, no importa la gravedad. Porque deja de tener sentido, porque dejas de valorarte. Porque te pierdes ante los demás y te rebajas a ser siempre el que no tiene razón aunque creas que la tienes. Lo único positivo que saco de hoy, es que has tambaleado esos muros y los has puesto por primera vez en otro lugar.
21 septiembre 2013
18 diciembre 2011
Regalo navideño
Inés se ha ofrecido a comprarme chuminaditas para mis manualidades.
Bueno, se ha ofrecido a eso, a pagarme la esterilización de Eme, su limpieza bucal, mandarme comida en ingentes cantidades, invitarme a comer, comprarme camisetas, me pagó un calentador nuevo (y aún se lo debo) y si aún no me ha ofrecido su primogénito creo que se debe más a que no sabe si puedo querer un churumbel que a que no lo vaya a hacer si cree que me puede gustar/ilusionar/hacer falta.
En fin, que me he puesto a mirar cosas que ahora mismo me haga ilusión recibir y no se salgan de presupuesto en exceso.
Y he pensado en las rocallas, porque sólo tengo de algunos colores de las que a mí me gustan. Estas son algo más grandecitas de lo que sería deseable pero perfectas en color: azul y núcleo de plata. Mis favoritas son las translúcidas, que por dentro sean de un color o que tengan el interior plateado pero aún así sean de un determinado color bonito como estas. Tengo 3 cajitas con estas rocallas en 3 colores y las más sosas son las rosas por carecer de ese toque plateado. Así que me encantarían rocallas de color azul oscuro, rojo, naranja, verde...
O rocallas algo más pequeñas, las típicas de los collares de toda la vida, pero nuevamente con núcleo de color, preferiblemente si es plateado y tiene un color primario diferente. Las lisas y sólidas no me gustan. Aquí se puden ver las rocallas de tamaño normal a la izquierda. Y esas rosadas son muy monas.
En el tema lentejuelas me gustan planas, nada de festoneadas. No muy grandes, de unos 5 mm, y preferiblemente de colores alegres y metálicos y con cierto punto transparente. Me gustaría tener en rojo, en azules, en plateado (si las hubiera), naranjas...
Tambieén querría agujas de ganchillo (crochet) de 3, 4 y 5 mm, si es que tienen. Y unas agujas extrafinas para poder usarlas con las rocallas: http://www.createbisuteria.es/pages/4/list/101/2735/1172072020.html de este tipo y una aguja de punta roma para poder usarla con el ganchillo y que no haga daño a la lana.
Y con eso seré felicísima.
Y he pensado en las rocallas, porque sólo tengo de algunos colores de las que a mí me gustan. Estas son algo más grandecitas de lo que sería deseable pero perfectas en color: azul y núcleo de plata. Mis favoritas son las translúcidas, que por dentro sean de un color o que tengan el interior plateado pero aún así sean de un determinado color bonito como estas. Tengo 3 cajitas con estas rocallas en 3 colores y las más sosas son las rosas por carecer de ese toque plateado. Así que me encantarían rocallas de color azul oscuro, rojo, naranja, verde...
O rocallas algo más pequeñas, las típicas de los collares de toda la vida, pero nuevamente con núcleo de color, preferiblemente si es plateado y tiene un color primario diferente. Las lisas y sólidas no me gustan. Aquí se puden ver las rocallas de tamaño normal a la izquierda. Y esas rosadas son muy monas.
En el tema lentejuelas me gustan planas, nada de festoneadas. No muy grandes, de unos 5 mm, y preferiblemente de colores alegres y metálicos y con cierto punto transparente. Me gustaría tener en rojo, en azules, en plateado (si las hubiera), naranjas...
Tambieén querría agujas de ganchillo (crochet) de 3, 4 y 5 mm, si es que tienen. Y unas agujas extrafinas para poder usarlas con las rocallas: http://www.createbisuteria.es/pages/4/list/101/2735/1172072020.html de este tipo y una aguja de punta roma para poder usarla con el ganchillo y que no haga daño a la lana.
Y con eso seré felicísima.
07 diciembre 2011
Vuelta a pedir y pedir
Sé que tengo el blog bastante abandonado, pero es que cada vez que me pongo delante de una nueva entrada me entran ganas de llorar amargamente en sus palabras y me da cosilla convertir Pararapapa en un blog emo. Así que vamos a intentar animarme con un nuevo sorteo de la Fnac (¿ya hace un año?) que voy a dedicarme solo a mí. Ni novio ni zarandajas, solo cositas que quiera yo.
- Quiero una cámara sumergible, resistente y todoterreno como la Pentax WG1 GPS gris a 349 €.
- Por supuesto una cámara necesita una tarjeta de memoria como la Sandisk SD EXTREME III de 16 GB a 38'61 € hoy por internet y otra Sandisk de 4 GB a 8'91 €.
- Unos altavoces marca JBL a 79 €.
- También quiero una televisión Samsung UE40D5500 LED de 40" Full HD 100 Hz Ultraslim de 599 € para poder ver cositas chulas en el salón y quitarme de encima el mamotreto catódico que tengo actualmente.
- Y para ponerla en condiciones, nada mejor que el soporte de pared de Samsung WMN2000A a 129 euros.
- Un disco duro de sobremesa para guardar todas mis fotos, el Iomega Prestige Desktop 3.0 2 TB a 119'90 € me vendría de perlas.
- Para mi PC quiero un monitor LED de 24" de Samsung, el T24A350 a 299 €.
- Quiero animarme, así que quiero los dvds de "Cómo entrenar a tu dragón" por 7'99 €, "Enredados" que viene con Blu-Ray por 17'99€, "Taron y el caldero mágico" a 9'99 €, "La bella y la bestia" en dvd+blu-ray por 17'99 €, "Hércules" por 9'99 €, Aladdin a 17'99 €, Phineas & Ferb: A través de la segunda dimensión a 13'99 €, el pack de Pixar sin Cars2 por 50'99 €, el mismo pack pero con Cars 2 en Blu-Ray a 129'99 €, la edición en ambos formatos de "El Rey León" a 23'99 €, "Ga´Hoole: La leyenda de los guardianes" a 19'99 €, "Gru, mi villano favorito" a 15'99 €, "Tiana y el sapo" a 14'99 €, "Tarzán" a 9'99 €, "Megamind" a 9,99 €, "Monstruos contra alienígenas" en dvd a 6'99€ y en Blu-Ray por 9'99 €.
Y con eso creo que consigo una estupenda colección de películas infantiles a los 32 años.
Entre unas cosas y otras, el total sería de 2011'25 €, los 75 céntimos que sobra no sé en qué gastarlos :D
- Quiero una cámara sumergible, resistente y todoterreno como la Pentax WG1 GPS gris a 349 €.
- Por supuesto una cámara necesita una tarjeta de memoria como la Sandisk SD EXTREME III de 16 GB a 38'61 € hoy por internet y otra Sandisk de 4 GB a 8'91 €.
- Unos altavoces marca JBL a 79 €.
- También quiero una televisión Samsung UE40D5500 LED de 40" Full HD 100 Hz Ultraslim de 599 € para poder ver cositas chulas en el salón y quitarme de encima el mamotreto catódico que tengo actualmente.
- Y para ponerla en condiciones, nada mejor que el soporte de pared de Samsung WMN2000A a 129 euros.
- Un disco duro de sobremesa para guardar todas mis fotos, el Iomega Prestige Desktop 3.0 2 TB a 119'90 € me vendría de perlas.
- Para mi PC quiero un monitor LED de 24" de Samsung, el T24A350 a 299 €.
- Quiero animarme, así que quiero los dvds de "Cómo entrenar a tu dragón" por 7'99 €, "Enredados" que viene con Blu-Ray por 17'99€, "Taron y el caldero mágico" a 9'99 €, "La bella y la bestia" en dvd+blu-ray por 17'99 €, "Hércules" por 9'99 €, Aladdin a 17'99 €, Phineas & Ferb: A través de la segunda dimensión a 13'99 €, el pack de Pixar sin Cars2 por 50'99 €, el mismo pack pero con Cars 2 en Blu-Ray a 129'99 €, la edición en ambos formatos de "El Rey León" a 23'99 €, "Ga´Hoole: La leyenda de los guardianes" a 19'99 €, "Gru, mi villano favorito" a 15'99 €, "Tiana y el sapo" a 14'99 €, "Tarzán" a 9'99 €, "Megamind" a 9,99 €, "Monstruos contra alienígenas" en dvd a 6'99€ y en Blu-Ray por 9'99 €.
Y con eso creo que consigo una estupenda colección de películas infantiles a los 32 años.
Entre unas cosas y otras, el total sería de 2011'25 €, los 75 céntimos que sobra no sé en qué gastarlos :D
30 marzo 2011
La princesona.
Cuando era pequeña era extremada, rematadamente cursi. Me gustaban los lazos, los vestidos, las lentejuelas, la combinación de todo lo anterior en verde y violeta... Era una niña horror.
Después pasé etapas monocromáticas, etapas de sólo pantalones, etapas sin pendientes, etapas para pegarme. Afortunadamente nunca fui seguidora fiel de la moda o mis fotos de los 90 tendrían que estar ya en la hoguera.
De pequeña nunca pensé que quería casarme. No era un pensamiento que considerara, no pensaba en el amor aunque lo viera en películas. En general el amor romántico me daba bastante vergüenza. Me daba vergüenza que me gustara un niño, me daba vergüenza la simple posibilidad de que yo le gustara a alguien, me daba vergüenza ver besos en las películas... La primera vez que me enamoré sólo tenía 13 años y me llené de pena porque pensaba "soy demasiado joven, es imposible que algo así logre sobrevivir". Lo triste no es sólo el pensamiento en sí, lo triste es que tuve razón. Las cosas cambian, las personas cambian. Eres de una manera y, de repente, la vida te pasa por encima y eres otra completamente distinta. Tienes los recuerdos, incluso sensaciones apagadas, ecos de quien fuiste... pero ya no eres así. Nunca quieres igual a dos personas, nunca la pena de amor es la misma y por eso mismo eres incapaz de vacunarte contra ella.
Hace años me descubrí fantaseando sobre mi boda. Miraba vestidos que me gustaban en los escaparates. Cuando me quedaba prendada de un paraje me imaginaba celebrando allí la fiesta con mi familia. Cuando comía en un buen restaurante soñaba con pedirles el cátering. Me deleitaba pensando en cómo me podría peinar, en cómo estar radiante...
Ahora tengo manchas en la piel, el pelo con canas, arruguitas profundas en la cara. Mi cuerpo jamás volverá a tener veintipocos años... y sé que poco a poco mi boda de cuento de hadas parece cada día la historia de una vieja triste que no sabía aceptar la edad que tenía. Me resulta terriblemente aterrador darme cuenta de que sigo queriendo lo mismo pero que yo ya no estoy para eso. Y me asusta aún más cuenta de que jamás lo estaré.
Ha resultado que yo no soy así. Cuando a las personas a las que yo amo las arrolla la vida lo que hace siempre es alejarlas de mí. Por profundos y sinceros que hayan sido sus sentimientos conmigo simplemente no duran. Y sinceramente creo que el futuro simplemente me espera con otra hostia, con otro "zas, en toda la boca" con el que volver a darme en los morros. Y aunque vivo esperando una señal diferente, un gesto distinto, me encuentro repitiendo lo mismo una y otra vez, pero ésta encima amargada de antemano y deseando que acabe ya el maldito sufrimiento.
Yo no estoy hecha para casarme porque creo que para querer casarte tienes que estar completamente loco de amor. Y por muy loca que yo me haya vuelto, nadie me ha querido a mí así jamás.
Después pasé etapas monocromáticas, etapas de sólo pantalones, etapas sin pendientes, etapas para pegarme. Afortunadamente nunca fui seguidora fiel de la moda o mis fotos de los 90 tendrían que estar ya en la hoguera.
De pequeña nunca pensé que quería casarme. No era un pensamiento que considerara, no pensaba en el amor aunque lo viera en películas. En general el amor romántico me daba bastante vergüenza. Me daba vergüenza que me gustara un niño, me daba vergüenza la simple posibilidad de que yo le gustara a alguien, me daba vergüenza ver besos en las películas... La primera vez que me enamoré sólo tenía 13 años y me llené de pena porque pensaba "soy demasiado joven, es imposible que algo así logre sobrevivir". Lo triste no es sólo el pensamiento en sí, lo triste es que tuve razón. Las cosas cambian, las personas cambian. Eres de una manera y, de repente, la vida te pasa por encima y eres otra completamente distinta. Tienes los recuerdos, incluso sensaciones apagadas, ecos de quien fuiste... pero ya no eres así. Nunca quieres igual a dos personas, nunca la pena de amor es la misma y por eso mismo eres incapaz de vacunarte contra ella.
Hace años me descubrí fantaseando sobre mi boda. Miraba vestidos que me gustaban en los escaparates. Cuando me quedaba prendada de un paraje me imaginaba celebrando allí la fiesta con mi familia. Cuando comía en un buen restaurante soñaba con pedirles el cátering. Me deleitaba pensando en cómo me podría peinar, en cómo estar radiante...
Ahora tengo manchas en la piel, el pelo con canas, arruguitas profundas en la cara. Mi cuerpo jamás volverá a tener veintipocos años... y sé que poco a poco mi boda de cuento de hadas parece cada día la historia de una vieja triste que no sabía aceptar la edad que tenía. Me resulta terriblemente aterrador darme cuenta de que sigo queriendo lo mismo pero que yo ya no estoy para eso. Y me asusta aún más cuenta de que jamás lo estaré.
Ha resultado que yo no soy así. Cuando a las personas a las que yo amo las arrolla la vida lo que hace siempre es alejarlas de mí. Por profundos y sinceros que hayan sido sus sentimientos conmigo simplemente no duran. Y sinceramente creo que el futuro simplemente me espera con otra hostia, con otro "zas, en toda la boca" con el que volver a darme en los morros. Y aunque vivo esperando una señal diferente, un gesto distinto, me encuentro repitiendo lo mismo una y otra vez, pero ésta encima amargada de antemano y deseando que acabe ya el maldito sufrimiento.
Yo no estoy hecha para casarme porque creo que para querer casarte tienes que estar completamente loco de amor. Y por muy loca que yo me haya vuelto, nadie me ha querido a mí así jamás.
21 diciembre 2010
Mi wishlist.
El Google Reader es bondadoso y me sopla un concurso en el que puedo ganar cosas bonitas. Como es gratis y soñar me encanta, me apunto al carro.
1º Antes que nada quiero la tercera temporada de Doctor Who a 39'99€. Zor estaba muy apenado porque no había salido por mi cumple :**
2º Una tele LED Samsung de 37" que actualmente está en oferta por 589€. Que tengo una tv de tubo que terminará hundiendo el mueble que tengo en el salón XD
3º Una Xbox con Kinect a 349'95€. Echo de menos esta consola y Mentiroso ya tiene una Play 3. Además necesitaría 2 mandos a 44'95€ c/u. Y por supuesto me quedo el Lips en español con micros y la segunda parte internacional del juego a 39'95 y 21'95€ respectivamente. Además del Fable III a 58'46€ en oferta.
4º Como aún tengo muchos VHS quiero un combo DVD-VHS de Thoshiba que está de oferta hasta el día 26 por 398'97€.
5º Dos readers de Sony, el pocket, que es más peque que el que tengo ahora. Cuesta 189'05 euros la unidad. La funda aparte para Mentiroso que me sale más barato que en pack, se queda en 39'99€.
En total mi Wishlist se queda en 2.006,23 euritos de nada.
1º Antes que nada quiero la tercera temporada de Doctor Who a 39'99€. Zor estaba muy apenado porque no había salido por mi cumple :**
2º Una tele LED Samsung de 37" que actualmente está en oferta por 589€. Que tengo una tv de tubo que terminará hundiendo el mueble que tengo en el salón XD
3º Una Xbox con Kinect a 349'95€. Echo de menos esta consola y Mentiroso ya tiene una Play 3. Además necesitaría 2 mandos a 44'95€ c/u. Y por supuesto me quedo el Lips en español con micros y la segunda parte internacional del juego a 39'95 y 21'95€ respectivamente. Además del Fable III a 58'46€ en oferta.
4º Como aún tengo muchos VHS quiero un combo DVD-VHS de Thoshiba que está de oferta hasta el día 26 por 398'97€.
5º Dos readers de Sony, el pocket, que es más peque que el que tengo ahora. Cuesta 189'05 euros la unidad. La funda aparte para Mentiroso que me sale más barato que en pack, se queda en 39'99€.
En total mi Wishlist se queda en 2.006,23 euritos de nada.
03 junio 2010
¿Por qué me molesta?
Lo que me molesta de que muestres horror y pánico a cualquier mención de matrimonio o compromiso, mientras defiendes con uñas y dientes tu soltería, es que pareces creer que realmente quiero casarme contigo ahora. Soy una muerta de hambre, tú no llegas aún ni a becario y vivimos a 2.000 km de distancia, puede que esté algo loca pero no soy imbécil.
Pero me gusta pensar que realmente crees en esas cosas que dices de "quiero pasar todo el tiempo del mundo contigo" y que piensas que lo haremos. Sabes que yo me quiero casar y podrías decir "ey, sí, lo haremos, seguro" aunque sepas que no será hoy, ni dentro de dos años ni de cuatro. Claro que a lo mejor directamente no quieres casarte nunca, detalle que también sería bonito que me comentaras. O que me dijeras directamente que no te parezco una mujer adecuada.
A mí me gusta soñar y montar castillos en el aire. Por supuesto no hay ni uno solo de ellos que se mantenga flotando hoy en día, pero aún sigo soñando. ¿Es tan grave y terrible lo que digo para que tengas que pasar a la defensiva? En realidad cuando lo haces me confirmas por completo tu inseguridad con respecto al futuro y que no quieres pillarte las manos cuando me dejes, dándome argumentos para poder hacerte sentir mal. Créeme, nunca he usado nada así en una ruptura, ni las promesas de Luis ni las promesas de Nacho fueron usadas en su contra.
Quédate con tu soltería, que tanto significa para ti, ahora y siempre. Yo quiero a alguien que sí que quiera soñar que estará conmigo en el futuro.
Pero me gusta pensar que realmente crees en esas cosas que dices de "quiero pasar todo el tiempo del mundo contigo" y que piensas que lo haremos. Sabes que yo me quiero casar y podrías decir "ey, sí, lo haremos, seguro" aunque sepas que no será hoy, ni dentro de dos años ni de cuatro. Claro que a lo mejor directamente no quieres casarte nunca, detalle que también sería bonito que me comentaras. O que me dijeras directamente que no te parezco una mujer adecuada.
A mí me gusta soñar y montar castillos en el aire. Por supuesto no hay ni uno solo de ellos que se mantenga flotando hoy en día, pero aún sigo soñando. ¿Es tan grave y terrible lo que digo para que tengas que pasar a la defensiva? En realidad cuando lo haces me confirmas por completo tu inseguridad con respecto al futuro y que no quieres pillarte las manos cuando me dejes, dándome argumentos para poder hacerte sentir mal. Créeme, nunca he usado nada así en una ruptura, ni las promesas de Luis ni las promesas de Nacho fueron usadas en su contra.
Quédate con tu soltería, que tanto significa para ti, ahora y siempre. Yo quiero a alguien que sí que quiera soñar que estará conmigo en el futuro.
14 mayo 2010
Tiramisú de Leo
5 huevos
500gr de queso Mascarpone
5 Cucharadas soperas de Azucar
1 Tableta de chocolate de 70%~80%
2 Chupitos de Dissaronto (Licor de almendra amarga)
500ml de agua
4 Cucharadas soperas de Eco
Muchos biscotes duros o lenguas de gato
Un poco de cacao en polvo
Modo de preparación:
1.- La crema
Se separan claras y yemas.
Se mezclan las yemas con el mascarpone, el azúcar, y el chocolate triturado o troceado a cuchillo en pequeños trocitos.
Se suben las claras y se mezclan con la pasta que teníamos removiendo suavemente para evitar que las claras se bajen.
2.- La esencia
Se calienta el medio litro de agua sin necesidad de que hierva. Se le añaden las 4 cucharadas de Eko y el licor de almendra amarga y se deja enfriar un poco para poder meter los dedos si se prefiere ese método al de rociar con una cuchara los biscotes como veremos más adelante.
3.- El montaje
Se esparce en el recipiente elegido una capa de la crema, se disponen los biscotes o lenguas de gato por encima ordenadamente intentando rellenar al máximo el espacio y se rocía un poco de la esencia por encima de ellos sin llegar a inundarlos.
Se vuelve a esparcir crema y nuevamente biscotes con esencia tantas veces como alto sea el recipiente.
Cuando lleguemos al borde del recipiente esparciremos la crema pero esta vez en lugar de poner otra capa de biscotes alisaremos lo mejor posible la crema y pasaremos a espolvorear un poco de cacao en polvo por encima.
500gr de queso Mascarpone
5 Cucharadas soperas de Azucar
1 Tableta de chocolate de 70%~80%
2 Chupitos de Dissaronto (Licor de almendra amarga)
500ml de agua
4 Cucharadas soperas de Eco
Muchos biscotes duros o lenguas de gato
Un poco de cacao en polvo
Modo de preparación:
1.- La crema
Se separan claras y yemas.
Se mezclan las yemas con el mascarpone, el azúcar, y el chocolate triturado o troceado a cuchillo en pequeños trocitos.
Se suben las claras y se mezclan con la pasta que teníamos removiendo suavemente para evitar que las claras se bajen.
2.- La esencia
Se calienta el medio litro de agua sin necesidad de que hierva. Se le añaden las 4 cucharadas de Eko y el licor de almendra amarga y se deja enfriar un poco para poder meter los dedos si se prefiere ese método al de rociar con una cuchara los biscotes como veremos más adelante.
3.- El montaje
Se esparce en el recipiente elegido una capa de la crema, se disponen los biscotes o lenguas de gato por encima ordenadamente intentando rellenar al máximo el espacio y se rocía un poco de la esencia por encima de ellos sin llegar a inundarlos.
Se vuelve a esparcir crema y nuevamente biscotes con esencia tantas veces como alto sea el recipiente.
Cuando lleguemos al borde del recipiente esparciremos la crema pero esta vez en lugar de poner otra capa de biscotes alisaremos lo mejor posible la crema y pasaremos a espolvorear un poco de cacao en polvo por encima.
Bizcocho de leche condensada.
INGREDIENTES:
120 gr. de harina con levadura
4 huevos
395 gr. de leche condensada (una lata pequeña)
50 gr de mantequilla
PREPARACIÓN:
Lo primero que haremos será derretir la mantequilla en el microondas y dejarla enfriar.
Ponemos en un bol o en el vaso de la thermomix la leche condensada a la que le iremos añadiendo los huevos de uno en uno, batiendo bien después de cada adición, a continuación agregamos la mantequilla y batimos nuevamente hasta conseguir que la mantequilla se integre perfectamente, después añadimos la harina y procedemos del mismo modo, batimos bien hasta que no nos queden grumos.
Ahora engrasamos el molde donde lo vayamos a poner y lo introducimos en el horno precalentado a 185º, durante 30 minutos o hasta que pinchéis con una aguja y salga limpia.
Los moldes idóneos para conseguir una buena altura serian de 20 cm. sin es redondo y de 22x8 si es de los alargados (es el que yo utilizo)
120 gr. de harina con levadura
4 huevos
395 gr. de leche condensada (una lata pequeña)
50 gr de mantequilla
PREPARACIÓN:
Lo primero que haremos será derretir la mantequilla en el microondas y dejarla enfriar.
Ponemos en un bol o en el vaso de la thermomix la leche condensada a la que le iremos añadiendo los huevos de uno en uno, batiendo bien después de cada adición, a continuación agregamos la mantequilla y batimos nuevamente hasta conseguir que la mantequilla se integre perfectamente, después añadimos la harina y procedemos del mismo modo, batimos bien hasta que no nos queden grumos.
Ahora engrasamos el molde donde lo vayamos a poner y lo introducimos en el horno precalentado a 185º, durante 30 minutos o hasta que pinchéis con una aguja y salga limpia.
Los moldes idóneos para conseguir una buena altura serian de 20 cm. sin es redondo y de 22x8 si es de los alargados (es el que yo utilizo)
04 mayo 2010
Nota de Kike para el reader
El avión estába ya en el aire, de camino a uno de los aeropuertos de Tenerife. Dentro de él viajaba Dácil, con un libro electrónico en su mano, leyendo absorta el documento que Kike le había pedido que no abriese hasta que hubiese despegado. Levantando un momento la mirada del texto, miró por la ventanilla y contempló cómo su avión iba cogiendo altura, alejándose poco a poco de Madrid. Allí abajo, en tierra, se había quedado Kike. Volvió a bajar sus ojos hacia el texto, y continuó leyendo.
Kike, mientras tanto, estaba ya en el metro de camino a su casa. Iba a dejar la bolsa con la ropa que había utilizado los cuatro últimos días, mientras había estado con ella. Habían sido, como cada vez que se encontraban, unos días brillantes y felices, llenos de abrazos, besos, miradas y cariño, durante los cuales una sonrisa de plena felicidad rara vez había abandonado su cara. Los primeros compases de ese fin de semana habían sido agotadores para ella, porque nada más llegar se había puesto a cocinar para la merienda del día siguiente. Y finalmente, el lunes por la tarde Dácil y los amigos de Kike se habían conocido. Él se alegró mucho de que eso sucediese, ya que había tenido muchas ganas de poder presentarles mutuamente en algún momento, y por fin se había presentado la ocasión. Después de eso, habían ido a cenar en un restaurante Coreano que no quedaba muy lejos de la casa de la amiga de Dácil donde se habían alojado.
Ahora, él iba con un libro de papel entre las manos (el libro electrónico era de Dácil, y había sido un inesperado préstamo que había durado casi cuatro meses, y él finalmente se lo había devuelto ya), tratando de leer, mientras se preguntaba si en ese mismo instante, ella estaría viendo la nota que él le había dejado en el ebook. Levantó la mirada del libro y miró a su propio reflejo en el cristal del vagón, pensando en ella, y una sonrisa fugaz apareció en el borde de su boca. Volvió a la lectura.
Ahora que ella se había marchado, faltaban dos meses para que volviesen a verse. Iba a ser el periodo de tiempo más largo que habían pasado sin verse desde que empezaron a salir juntos, pero él la quería con todo su corazón, como no había querido nunca antes a nadie, sentía que quería pasar toda su vida con ella y decirle día a día que era la mujer de su vida, y si pasar esos dos meses sin ver a su amada era una condición necesaria para ello, apretaría los dientes, y con decisión, se lanzaría a ello. Estaba dispuesto a hacerlo, y lo haría. Desde luego, podía llegar a ser un tipo muy tozudo cuando se empeñaba en conseguir aquello que quería, y la quería a ella.
Dácil terminó de leer la nota que Kike le había escrito en el ebook, y vio que aunque el texto terminaba ahí, todavía parecía que hubiese unas cuantas páginas más de documento. Usando los controles del mismo, avanzó a través de hojas en blanco a la espera de encontrar algo más escrito en ellas.
Y por supuesto, lo había.
Te amo, mi vida, muchas gracias por los días tan maravillosos que he pasado a tu lado. Aunque ahora no lo parezca, julio está a la vuelta de la esquina.
Te quiero con locura,
Kike.
Kike, mientras tanto, estaba ya en el metro de camino a su casa. Iba a dejar la bolsa con la ropa que había utilizado los cuatro últimos días, mientras había estado con ella. Habían sido, como cada vez que se encontraban, unos días brillantes y felices, llenos de abrazos, besos, miradas y cariño, durante los cuales una sonrisa de plena felicidad rara vez había abandonado su cara. Los primeros compases de ese fin de semana habían sido agotadores para ella, porque nada más llegar se había puesto a cocinar para la merienda del día siguiente. Y finalmente, el lunes por la tarde Dácil y los amigos de Kike se habían conocido. Él se alegró mucho de que eso sucediese, ya que había tenido muchas ganas de poder presentarles mutuamente en algún momento, y por fin se había presentado la ocasión. Después de eso, habían ido a cenar en un restaurante Coreano que no quedaba muy lejos de la casa de la amiga de Dácil donde se habían alojado.
Ahora, él iba con un libro de papel entre las manos (el libro electrónico era de Dácil, y había sido un inesperado préstamo que había durado casi cuatro meses, y él finalmente se lo había devuelto ya), tratando de leer, mientras se preguntaba si en ese mismo instante, ella estaría viendo la nota que él le había dejado en el ebook. Levantó la mirada del libro y miró a su propio reflejo en el cristal del vagón, pensando en ella, y una sonrisa fugaz apareció en el borde de su boca. Volvió a la lectura.
Ahora que ella se había marchado, faltaban dos meses para que volviesen a verse. Iba a ser el periodo de tiempo más largo que habían pasado sin verse desde que empezaron a salir juntos, pero él la quería con todo su corazón, como no había querido nunca antes a nadie, sentía que quería pasar toda su vida con ella y decirle día a día que era la mujer de su vida, y si pasar esos dos meses sin ver a su amada era una condición necesaria para ello, apretaría los dientes, y con decisión, se lanzaría a ello. Estaba dispuesto a hacerlo, y lo haría. Desde luego, podía llegar a ser un tipo muy tozudo cuando se empeñaba en conseguir aquello que quería, y la quería a ella.
Dácil terminó de leer la nota que Kike le había escrito en el ebook, y vio que aunque el texto terminaba ahí, todavía parecía que hubiese unas cuantas páginas más de documento. Usando los controles del mismo, avanzó a través de hojas en blanco a la espera de encontrar algo más escrito en ellas.
Y por supuesto, lo había.
Te amo, mi vida, muchas gracias por los días tan maravillosos que he pasado a tu lado. Aunque ahora no lo parezca, julio está a la vuelta de la esquina.
Te quiero con locura,
Kike.
14 abril 2010
Ensaimadas
Ingredientes para 18 ensaimadas:
750 gr. de harina
4 huevos XL
180 gr. azúcar
200 gr. de manteca de cerdo
40 gr. de levadura prensada (fresca)
1 Vaso de leche (300 ml.)
Azúcar glass
Para empezar prepararemos una “masa madre”, en un bol grande, mezclando la mitad de la harina con la levadura diluida en la leche tibia hasta que consigamos una masa homogénea. Tapamos con papel film y dejamos en reposo hasta que doble su volumen.
Después añadimos a la masa madre, uno a uno los huevos. Para, a continuación, echar el azúcar y la harina restante. Amasamos cinco minutos, formamos una bola y dejamos reposar otra media hora.
Estiramos la masa hasta que nos quede muy fina y la embadurnamos con la manteca. Enrollamos y cortamos “rodajas” de dos centímetros de grosor.
Espolvoreamos con harina la encimera y volvemos a formar cilindros con estas “rodajas”.
Enrollamos este cilindro de tal manera que nos quede ya con forma de “ensaimada“.
Colocamos encima de una bandeja, a la que habremos puesto una hoja de papel de horno, dejando bastante espacio entre cada una de ellas. Yo usé dos bandejas.
Las dejamos que reposen hasta que doblen su tamaño, como te he comentado en el encabezado, es preferible que las dejes toda la noche para que su fermentación se haga de manera correcta, al día siguiente verás como han doblado o tripiclado su volumen.
Precalentemos el horno a 180º e introducimos la bandeja, más o menos 15 minutos.
Sacamos, dejamos templar en un lugar fresco, y las espolvoreamos con azúcar glass.
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