Ales, durante las próximas dos semanas tengo que coger dos horitas cada día y desear morirme de corazón. Esa es la tarea que me manda mi primer psicólogo y sólo de pensarlo empiezo a verlo complicado. Porque una cosa es cuando te sale de dentro y otra muy distinta andar provocándolo y parar cuando suene la alarma.
Dos horas con este nuevo terapeuta, no sé cuántas llevo acumuladas. Al final me ha sacado una sincerísima sonrisa y un espontáneo sonrojo posterior cuando ha sugerido mirar las posibilidades de castración de varones cabrones como parte de la terapia. Creo que hacía tiempo que no sonreía con tantas ganas, pero da un poco de apuro darte cuenta de que lo provoca algo de ese tipo (el pobre hombre se habrá quedado preocupado por sus testículos, digo yo).
19 junio 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Hombre, si la sonrisa era tipo psicópata y a partir de ahora te cuesta que te den cita... po yo pa mí que ese anda lejos...
A ver... que creo que estás enfocando mal el asunto. Tu dí que eres una admiradora de la música lírica y que echas mucho de menos un coro de "castrati".
Todo sea por el arte...
Besoooo
Edu
Dejate de cortar tanto colgajo y a ver si te das un paseo por Sevilla que ya me toca ir otra vez al MediaMark...
Muacks...
Estoy pensando que el hecho de que a mí me amenazaras con una cuchara de madera (y por tanto sin filo) empieza a ser muy pero que muy preocupante...
Publicar un comentario