Las dudas que corroen

AVISO: Este post es tremendamente personal y no creo que cualquiera quiera leerlo. A mí ya me da igual de lo que se entere la gente, porque me he cansado de que estos temas sólo generen silencio en las personas que han/hemos sido víctimas.

Ya van dos psiquiatras visitados. El segundo me ha dicho que lo que tengo dentro es mucha rabia y mucha culpa, y que esas dos cosas no son muy buenas para andar por ahí con una sonrisa en la boca. Mañana voy a hipnoterapia y el jueves a psicoterapia, de modo que mi modo de vida dará envidia al mismísimo Woody Allen.
Sé que hay un montón de gente que está en contra de los "loqueros", o que piensan que si vas a uno es que estás como una cabra. Yo voy a ir a varios, pero no por estar como una cabra (que lo estoy), sino por haber estado por el mundo 27 añitos, que eso hace mucho más daño. Además, me ha quedado clarito clarito que yo sola no me puedo convertir en una optimista, toca llamar a la caballería.
Lo peor de todo es que el segundo psiquiatra me ha caido muy bien. En primer lugar porque no sonreía sin venir a cuento como el primero, que me ponía muy nerviosa, en segundo lugar porque ha hecho buenas preguntas que tenían (lamentablemente) respuestas por mi parte, en tercer lugar porque no se limitó a darme el informe para la psicoterapia sino que estuvo una hora hablando conmigo, y, por último, porque el condenado tiene toda la razón.
Tengo una rabia encima que no puedo con ella. Leo cosas como ésta y en lo que pienso es que ya me gustaría hacerle eso a más de uno (pero sin intentar masticar nada, puaj), pero sobre todo a UNO en particular. Y claro, pienso que soy una psicópata, porque disfruto imaginando que castro a ciertos individuos con mis propias manos o con ayuda de una cucharilla de postre. No son pensamientos habituales en los demás, ni pensamientos positivos (creo) pero no vean lo que disfruto con ellos.
EL psiquiatra lo ha visto como pensamientos estupendos y que eran una motivación muy fuerte en mi vida. Yo le respondí que lamentablemente ir por ahí castrando pedófilos y violadores por pura satisfacción era ilegal, y que seguramente nadie me iba a pagar un duro por dedicarme a ello y como no soy rica como Batman tengo que ganarme las habichuelas.
Ahora bien, visto lo visto, y que estos pensamientos no se van... ¿alguien conoce alguna manera de joderle la vida a un profesor universitario de Madrid, pedófilo de hobby, del que tuve la desgracia de conocer sus aficiones entre mis 12 y mis 14 años cuando él vivía en la isla? Porque estoy hasta las narices de sentir vergüenza, hasta las narices de sentirme culpable y hasta las narices de pensar que si hubiera sido un poco más valiente ese "hombre" estaría entre rejas cansado de recoger pastillas de jabón en las duchas. Porque sé que mi valentía sólo llegó al punto de salvar de algo peor e irremediable a mí, pero no puedo dejar de pensar en que tres niñas han estado al cargo de ese degenerado... más las amiguitas de sus hijas, como me ocurrió a mí.
¿Qué hago, si me he pasado tantos años callada?