300

Lo mejor de mi entorno es que todo él tiene el mismo gusto que yo y a todos nos ha encantado. Quién me iba a decir a mí que terminaría pensando que una escena de despedazamientos humanos me parecería hermosa.
Basada en un comic basado en una batalla real, es una película de héroes buenos y fuertes contra villanos raros, feos, deformes o combinación de todo ello. No me extraña que el presidente del pueblo iraní ande de tan mal humor, a ver quién es la que se va de turismo sexual por la zona después de ver aquello. Sin duda alguna la mayoría de las mujeres se irán derechitas a Grecia sin siquiera preocuparse de si pasan antes por la casilla de salida. Me gustó visualmente, me gustó la BSO, me lo pasé pipa y desactivé sin problemas el cerebro durante dos horas de entretenimiento como hacía mucho tiempo.
Eso sí, entre mi gusto por una película de masacrar persas y mi gusto hacia una serie cuyo protagonista es un sociópata que se dedica a matar psicópatas (Dexter, disponible con subtítulos en castellano en vuestra mula mas cercana) cada vez mi novio anda más convencido de que un día de estos me planto con la cucharilla del té en la calle preparada para cazar y castrar pederastas, como ya he anunciado alguna vez a mis allegados. Y es que, puestos a sacar mi vena sádica, me da un cierto gusto de satisfacción pensar en ello, fíjense.

Por cierto, el gustazo de que en vez de 20 hubiesen sacado a 300 espartanos como aquellos (capa, casco y taparrabos) no me lo quita nadie de la imaginación.