05 febrero 2007

La nieve, la nieve es...

...fría y blandita.

Y una porra la segunda afirmación. En la isla, como dejes pasar una noche desde que ha nevado, las temperaturas bajo cero se aseguran de que no dejes huella en la nieve, aunque puedes aprovechar las huellas anteriores, que no las vas a cambiar ni un milímetro.

El viernes pasado era festivo por aqui (un cambio extraño entre el día de la Candelaria, virgen patrona de Canarias, y el jueves santo que no me hace ninguna gracia) y decidimos ir a enseñarle el Teide nevado a los perros. Más que nada porque la pequeñaja no conoce realmente el invierno mientras que Coco es un perro con experiencia que ha pasado varias navidades en un remoto pueblo burgalés. Para cuando finalmente salimos de casa nos habían dado las doce y comprobamos en persona el extraño efecto que produce la cumbre nevada en todos los tinerfeños: todos queríamos subir y estábamos allí, de tal forma que nos pasamos cuatro horas y media de cola metidos dentro del coche hasta que decidimos darnos la vuelta porque no íbamos a llegar antes del anochecer.
Como la idea se me había metido entre ceja y ceja tracé un nuevo plan: salir a las ocho de la mañana de casa el domingo para ir al encuentro de la nieve con menos apretujones. Mientras mi novio seguía acordándose de mis progenitores por el camino (se acostó a las cuatro y media de la mañana jugando a la 360) yo conducía, maravillándome del cambio de panorama: sol en vez de niebla y lluvia, llevaba una velocidad adecuada para un coche en vez de que me adelantasen los peatones y los ciclistas y llegamos al destino en menos de una hora.



2 comentarios:

Achab dijo...

Se les ve contentos. Debe ser que los perros de agua saben que la nieve es agua congelada.

E. Martin dijo...

Heh... Toda la vida viviendo aquí (y eso son varias décadas) y sólo una vez he podido experimentar la nieve-nieve, no ese hielo duro como piedra que queda después.