31 julio 2006

Nariz coloradita...

Una de las curiosidades de traerte a un peninsular de interior a vivir a casa es que aún no se ha aburrido de ir a la playa. Yo me cansé allá por el 94-95, después de 9 años yendo todos los fines de semana del año(o casi todos). Resultado de la invasión llevo 4 semanas seguidas pasando más de 6 horas retozando bajo el sol en bikini, media que no está mal, ya que normalmente 6 horas son las que paso anualmente en la arena de día.
Otra de las curiosidades es mi tono de piel. Suele variar entre amarillo-verdoso y verde-amarillento de tal forma que he llegado a considerar la patente del monitor TFT con rayos UVA incorporados para coger algo de otro color en el curro. Y lo peor no es eso, es que el color es bastante perenne, ya pueden haber pasado dos años desde la última vez que asomó el moreno por alguna parte de mi anatomía que yo conservo la señal. En verde-amarillento, sí, pero con señal. Y al contrario también pasa, en estas 4 semanas lo único que he conseguido es que me digan en el trabajo que tengo la nariz coloradita... y eso que parezco un conejo de la cantidad de zanahorias que estoy comiendo, los resfriados no me pillan ni por asomo con los zumos de naranja a tutiplén y cada semana voy disminuyendo el factor de protección para ver si se me nota un poquito. De factor 8 y 20 pasé a factor 8, de allí al 4 y ayer directamente no me di crema. Y ni por esas, es frustrante pensar en la cantidad de horas que tendré que echar para conseguir ese color doradito tan mono que tuve a veces el milenio pasado.

2 comentarios:

Guillermo dijo...

Con paciencia y vuelta y vuelta

Achab dijo...

¿Has probado el microondas?

¿Que si quiero matarte? ¿Yo? No, ¿por qué lo dices?