Ya hace semanas que vengo arrastrando el sentimiento de que el Erasmus bloggeril que había presenciado no era tal, pero al menos sé que en mi caso se trata del Séneca. Intercambio en territorio español de posts, pero a pesar de las semejanzas no sé si dará más lectores a M. como la beca cuatriplica a su homóloga europea.
En los dos casos soy la privilegiada que ha conseguido suficiente rédito para ganar la plaza. En su momento cambié de ciudad y me enamoré de Sevilla, con su magia, sus colores y su olor a mierda de caballo en las cercanías de la catedral. Es cierto que la ciudad huele a azahar, pero dura dos semanas y el resto del tiempo lo que tienes son coches de caballos.
Ahora cambio a un sitio completamente distinto del mio, pero la responsabilidad no me puede y divago como siempre. ¿En qué nos parecemos M. y yo? Tal vez en una faceta romántica que nos hace creer con fé en el romanticismo y el amor, tal vez en la vena realista que nos dice que esas cosas no tienen porqué durar, tal vez porque compartimos pensamientos ante la gente, diciendo mucho de quienes somos, ante la crítica abierta de los que deciden ponerse al otro lado de una pantalla a leer unas líneas, personas que bien pueden dedicar unos minutos más de ese tiempo a explicarnos su visión de nuestros cuentos, nuestras visiones.
Asi que te invito a quedarte por aqui y compartir con el propietario de este blog una parte de ti, la puerta la tienes abierta. Disfruta.
16 noviembre 2005
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